A veces, gastamos mucho tiempo y energía pensando en todo lo que deberíamos hacer, pero que no hacemos porque se nos hace complicado, largo, fastidioso, o simplemente no nos provoca. En pocas palabras, procrastinamos constantemente, y luego nos sentimos culpables por ello. En este artículo encontrarás el antídoto perfecto para esos casos de procrastinación.
Si te cuesta trabajar en algo, si lo dejas siempre para más tarde, si sabes que es necesario hacerlo y la fecha límite se está acercando, pero simplemente no te provoca trabajar en ello, si tienes tendencia de procrastinar, en este artículo te propongo un antídoto para que lo soluciones de manera efectiva.
¿Cuando estás llena de ánimo y con la motivación por las nubes, te provocan hacer mil cosas e implementar muchos cambios a la vez, para luego darte cuenta que esos cambios no son duraderos? Si es así, en este artículo te explicaré por qué eso es normal y qué hacer para solucionarlo.
Hay cambios que, por su tamaño o naturaleza, tienen un impacto profundo en nuestras vidas. Cuando decides mejorar tu gestión del tiempo, puedes comenzar a implementar cambios pequeños, uno tras otro, que harán de ti una experta en la gestión de tu propio tiempo. Luego te sorprenderás de la transformación que generarán en tu vida.
No hacer nada parece ser un estado de facilidad en el que, si bien no avanzas hacia tus sueños y objetivos, al menos no utilizas tu tiempo y energía en acciones que pueden resultar inútiles. Sin embargo, no hacer nada es más difícil que hacer, y en este artículo te explico por qué.
Saber identificar qué parte de nuestra gestión del tiempo no nos gusta, es tarea fácil para la mayoría de nosotras. Saber identificar por qué lo seguimos haciendo, qué beneficios obtenemos de estos hábitos, es fundamental para mirarlos con amor y compasión. Y éste, es el primer paso de cualquier cambio durable.
¿Te lamentas a lo largo del día por lo que no haces bien o lo que pudiste hacer mejor? Creemos que las críticas nos hacen mejorar. Creemos que si nos alabamos nos dormiremos en el pedestal y no cambiaremos. Lo contrario es cierto. Comenzar a reconocernos lo bueno que hacemos es fundamental para una vida plena.
Puedes ser productiva o puedes generar productividad absoluta. La diferencia entre estos dos términos es sutil, pero los resultados son muy diferentes. Si quieres ser realmente productiva y marcar una diferencia en tu vida y en la de los demás, pregúntate no cómo puedes ser productiva, sino cómo puedes generar la productividad absoluta.
Si tienes un objetivo a muy largo plazo y sólo sabrás si lo lograste al final de este tiempo, es muy probable que te desanimes y que lo abandones. Esta ley, que proviene de un modelo de 8 pasos para asegurar el cambio en las empresas, nos recuerda que los cambios importantes sólo son posibles, si aprendemos a celebrar los “menos” importantes.
¿Cuál es la fórmula mágica para ser súper productiva, o al menos el ingrediente secreto, sin el cual no es posible cambiar de actitud? En este artículo descubrirás cuál es ese toque mágico que hará posible el cambio de actitud, especialmente para las personas que aún no han desarrollado el hábito de trabajar sin distracciones.