Hoy te ofrezco las diez técnicas, los diez hábitos más efectivos para mejorar tu gestión del tiempo, o cualquier otra área de tu vida. No están en ningún orden en particular, así que no es necesario que los desarrolles en orden. Simplemente, escoge cualquiera de ellos y decide ponerlo en práctica. Una vez que la hayas desarrollado y que forme parte de tu vida, pasa al siguiente.
Si haces esto, verás cómo tu productividad se va por las nubes y tu vida, inevitablemente, mejorará.
- Define tu visión.
Si no sabes a dónde vas, podrás hacer muchos esfuerzos para avanzar, pero no llegarás al destino correcto. Si no tienes una visión clara, poco importa qué tantas técnicas de gestión del tiempo conozcas, lo más probable es que siempre pierdas tu tiempo y tus esfuerzos trabajando en aquello que, a la final, no querrás.
Por eso, invierte tiempo respondiendo a estas preguntas:
- ¿En quién te quieres convertir?
- ¿Cómo quieres utilizar tu tiempo?
- ¿Cómo quieres que sea tu semana típica?
- ¿Qué quieres hacer de manera recurrente, y qué no?
- ¿En qué no te quieres convertir?
- ¿Cuáles serán tus valores fundamentales en la vida?
- ¿Qué tipo de empleada, jefe, hija, madre, hermana, amiga, anciana, ciudadana deseas ser?
- ¿Qué legado quieres dejar?
- ¿Qué quieres absolutamente hacer durante esta vida?
- ¿Qué te da miedo, qué te entusiasma?
- Mejora tus pensamientos.
Se ha dicho que la calidad de tus pensamientos define la calidad de tu vida.
Si tienes pensamientos negativos y pesimistas, así será tu vida. En cambio, si tienes pensamientos positivos, pensamientos productivos, en eso se convertirá tu vida, porque eres lo que piensas. Crees lo que piensas y en función de eso, actúas.
Ahora, eleva tus pensamientos. Apenas te des cuenta de que tienes un pensamiento que, aunque sea cierto, no te aporta nada positivo en tu vida, déjalo pasar y luego, conscientemente, piensa en algo que te eleve como persona y que te acerque más a esa visión que definiste de ti en el punto anterior.
Recuerda que no se trata de tener razón, sino de vivir una vida que valga la pena ser vivida, una que tú quieras vivir.
- Cambia tu identidad. Ten una identidad de campeona
Si puedes pensar cualquier cosa que desees pensar de ti, ¿por qué no escoger una identidad de triunfadora, de alguien que sabe lo que quiere y lo logra, de alguien que supera obstáculos y convierte esos obstáculos en su herramienta para convertirse en alguien mejor?
- Audita tu tiempo.
Para mejorar tu manera de utilizar tu tiempo, debes saber cómo lo usas. La mejor manera de hacerlo, el arma secreta de la productividad, es realizando una auditoría de tu tiempo, es decir, identificando qué haces durante las 24 horas del día. Para ello, anota, hora a hora, la actividad realizada. Esta herramienta aumentará tu conciencia del tiempo.
- Cómete el sapo.
Esta expresión, divulgada por Brian Tracy, implica que empezarás tu día con la actividad más significativa (la que te aporta mayor valor y te llevará más lejos) que, suele ser, la que sueles procrastinar más. Al hacer esa actividad a primera hora de la mañana, pasarás el resto del día más tranquila, sabiendo que ya hiciste tu tarea de mayor valor.
- Planifica inteligentemente.
Planificar inteligentemente significa:
- Planificar tiempo para TI, tiempo en el que no “tienes” que hacer absolutamente nada, sino lo que te da mayor placer.
- Planificar tiempo para las distracciones, incluido tiempo para revisar tu celular y las redes sociales, sin culpa, y tiempo para otras actividades de esparcimiento.
- Planificar bloques de tiempo para tus actividades importantes, que incluya tiempo de desarrollo personal (lectura, cursos, participación a conferencias, etc.), tiempo para tus relaciones más importantes (familia, amigos, comunidad), tiempo para tus proyectos más significativos.
- Planificar tiempo para el sapo.
- Identifica y manejadas distracciones.
Todas aquellas distracciones que no planificaste (lee el punto anterior), deben ser eliminadas.
Las distracciones son todos aquellos elementos que no te acercan a tu objetivo. Pueden ser internas (como necesidades fisiológicas o tus propios pensamientos, si no tienen que ver con la actividad que estás realizando) y externas, las más conocidas, como el teléfono, las notificaciones, personas que vienen a hablarte cuando estás trabajando.
Una buena manera de manejar las distracciones es reconociendo su existencia, y tratarlas más adelante, cuando hayas terminado de trabajar en tu tarea.
Por ejemplo, si estás trabajando y tienes un pensamiento sobre otro proyecto, anótalo y trátalo luego de tu sesión de trabajo.
Si tienes ganas de revisar WhatsApp cuando estás escribiendo tu correo, respira profundo y sigue escribiendo tu correo. Luego revisarás WhatsApp en el momento que planificaste para ello.
Si una persona te quiere hablar, dile que apenas termines lo que estás haciendo, la vas a atender.
Es importante que respetes tus compromisos contigo misma, que le des la mayor prioridad (porque es una manera de darte prioridad a ti misma) y, luego, atiendas el resto.
- Transforma los obstáculos en oportunidades.
Un obstáculo es algo que te dificulta o te impide obtener otra cosa.
Cuando ves los obstáculos como problemas, tu mente no buscará soluciones.
En cambio, cuando ves los obstáculos como oportunidades, significa que los ves como una circunstancia que te permitirá aprender algo que antes no conocías, por ejemplo, que ese obstáculo existía y se podía presentar y aprender la habilidad necesaria para superarlo o evitarlo la próxima vez.
- Evalúa constantemente (y aprende de tus errores).
Al final de cada día, evalúa el día que pasó.
Al final de cada semana de trabajo, evalúa tu semana.
Al final de cada mes, evalúa cómo te fue.
Al final de cada año, haz lo mismo.
Cuando termines un proyecto o una etapa importante de tu vida, evalúate.
Mientras más te preguntes qué lograste, qué no lograste, por qué obtuviste esos resultados y qué puedes aprender de ellos, más rápido avanzarás.
Haz que el dolor del fracaso y la alegría del éxito, tengan mayor impacto, que sirvan para algo.
Aprende a manejar tus emociones, porque ellas son tu mejor guía para tomar decisiones, para actuar y para celebrarte.