Tu hábito central es aquella acción que repites rutinariamente, casi sin pensar, y que define el resto de tus acciones (o una gran parte de ellas).
Tu hábito central es el hábito más importante, porque ayudará a definir los demás hábitos.
Un hábito central puede ser tu tendencia a criticar a los demás… o a hablar bien de las personas. Una vez que desarrollas el espíritu de crítica hacia los demás, probablemente también te criticarás a ti misma, perderás confianza en ti, dejarás de intentar cosas nuevas y rechazarás ofertas o proyectos interesantes. En cambio, si tu hábito es el de la compasión hacia los demás, también tendrás compasión hacia ti misma, solucionarás más rápidamente los problemas en tu vida, tendrás más confianza (porque no dudas a la crítica interna) y buscarás nuevos desafíos en tu vida.
Un hábito central también puede ser realizar ejercicios físicos… o quedarte en tu sofá viendo tu celular. En el primer caso, luego de ejercitarte, probablemente tenderás a comer mejor, a leer más, a disminuir el alcohol en tu vida. En cambio, si sueles quedarte en tu sofá viendo el celu o la tele, cada vez que podrías mover tu cuerpo, probablemente sueles comer mal, distraerte en lugar de educarte, dormir menos.
Un hábito productivo atrae a otros hábitos similares porque, poco a poco, van cambiando el uso que haces de tu tiempo pero, sobre todo, la manera en la que te sientes y lo que crees de ti misma. Comienzas a verte como una persona productiva, una persona positiva, una persona activa… o una improductiva, negativa y quejona que no sabe frenar sus adicciones.
No trates de cambiarlo todo al mismo tiempo. En lugar de eso, identifica un comportamiento que asocies con algo bueno y comienza a hacer más de eso. Prémiate por cada logro.