¿Cuándo fue la última vez que te diste el lujo de tomarte el tiempo necesario para aprender una habilidad, o que planificaste de manera holgada tu día para no sólo hacer lo que querías, sino para hacerlo bien, para disfrutar lo que hacías? Quizás te quieras dar más tiempo para tu hobbie preferido o para compartir con alguna persona especial.
Muchas veces queremos acelerarlo todo, hacer como si las cosas tomaran mucho menos tiempo del que realmente toman.
Ser productiva, utilizar técnicas, métodos y herramientas para mejorar nuestro uso del tiempo, utilizar la tecnología como nuestra aliada al momento de trabajar, son maneras de no perder inútilmente nuestro tiempo. Sin embargo, hay cosas que no puedes -y que no querrás- comprimir.
Por mucho que uses las mejores ollas de cocina o utilices todos los trucos para cocinar el arroz, éste tiene un tiempo mínimo de cocción, que no puedes comprimir.
Por mucho fertilizante que le eches a una planta, por mucho que uses la mejor tierra para sembrarla, por mucho que la riegues, ella necesita un tiempo mínimo para crecer y desarrollarse, que no puedes comprimir.
De la misma manera, por mucho que uses las mejores técnicas, métodos y sistemas de gestión del tiempo, por mucho que utilices la tecnología (IA, por ejemplo) al momento de trabajar, hay un tiempo de planificación, reflexión y ejecución, que no podrás comprimir.
Entender ese tiempo (sin exagerarlo, sin subestimarlo), darte el tiempo, es esencial para que hagas un trabajo excepcional pero, sobre todo, disfrutarlo, sin el estrés de creer que tienes que terminarlo todo en menos tiempo del que merece ser terminado.
Tómate tu tiempo.