Di estas frases, en voz alta, si puedes:
- “Soy libre”.
- “Soy dueña de mi tiempo”.
- “Yo decido qué acepto y qué no quiero en mi vida”.
- “Sólo yo decido cómo uso mi tiempo.”
Si te costó un poco decir estas frases, sigues repitiéndotelas, hasta que te acostumbres, porque es cierto, porque sí eres libre y sí eres la dueña de tu tiempo, porque sólo tú decides (o aceptas) qué hacer con él y qué no hacer. Aunque a veces no lo parezca.