El tiempo es abundante, si así lo ves.
El tiempo es escaso, si eso es lo que crees.
Porque el tiempo no es abundante, ni escaso; él es, él pasa.
A ti te toca determinar cómo lo utilizas, qué haces con él, qué tanto planificas en una hora, qué tanta conciencia del tiempo tienes.
Lo que crees que debes y qué no debes hacer en tu vida, cuales son tus expectativas de ti misma, de los demás, y del mundo, determinarán cómo usas tu tiempo y qué esperas de él.
El tiempo es tu aliado, si lo utilizas como una guía para ayudarte a avanzar.
El tiempo puede ser tu enemigo, si crees que debes hacer más en él, de lo que en realidad puedes.
Porque el tiempo es, y tu manera de definir el uso que quieras hacer de él, tus paradigmas sobre lo que tú debes hacer y lo que decides no hacer, tu manera de utilizarlo, lo que definirá cómo te sentirás.