Si eres de las que cree que la buena gestión del tiempo significa hacerlo todo más rápidamente, que ser más productiva se trata únicamente de hacer más en menos tiempo, que el objetivo final es ganar tiempo, hacer más, hacerlo todo, y que no hay ningún problema en vivir en un constante corre-corre, sigue leyendo.
Porque cuando haces todo con la intención de ganarle la batalla al tiempo, cuando todo se trata de ir más rápido y hacer más, en menos tiempo, cuando sólo te focalizas en lo que una tarea te va a llevar (y cómo hacerla en menos tiempo), o en la cantidad de tiempo que te falta para hacer todo lo que quieres y debes hacer, estás olvidando el verdadero sentido de vivir.
Cuando hagas algo, antes de preguntarte qué tan rápido quieres hacerlo, mejor pregúntate, por qué quieres hacerlo, cómo te quieres sentir haciéndolo, con qué fin lo haces.
Definir tu intención es más importante que hacerlo todo rápido.