De nada sirve planificar, si no te pones manos a la obra a ejecutar lo que planificaste. Por eso, después de que planificas siguiendo la regla del 10/90, debes comenzar a trabajar.
La única manera de que logres lo que quieres, lo que planificaste, es que hagas el trabajo necesario.
Hacer el trabajo necesario implica, especialmente para los proyectos nuevos, para tus objetivos ambiciosos e imposibles de alcanzar, hacer también el trabajo innecesario, equivocarse, aprender, trabajar de nuevo y estar dispuesta a que, casi ineluctablemente, te equivocarás de nuevo.
Erróneamente creemos que para alcanzar el éxito, basta con soñarlo. Por supuesto, esto es necesario pero sólo una parte de la historia.
Aprender a fracasar, a sentir y manejar el dolor que genera ese fracaso, especialmente cuando quieres algo con todo tu ser, cuando crees que hiciste un buen trabajo de preparación, cuando pusiste tu mejor empeño y energía, es el precio a pagar por el éxito.
Y tú, ¿qué haces después de planificar?
¿Qué tan dispuesta estás a fracasar y aprender de tus fracasos?