Probablemente hayas escuchado que lo importante es el camino hacia la meta y no tanto lograr llegar a la cima.
Y pese a que quizás lo hayas escuchado muchas veces, tal vez estés convencida de que serás feliz (o más feliz) cuando logres tus objetivos, cuando llegues al éxito, cuando seas productiva o taches todas tus actividades de tu lista de TO DOs.
A continuación, te expongo tres razones por las que es más importante el camino que el resultado:
(1) Ser feliz es un hábito. Celebrarte tus éxitos, ser agradecida por lo que logras, aprender a superar los obstáculos, también lo es. Como todo hábito, se aprende y se mejora con la repetición. Si estás esperando un único momento (el logro de un objetivo) para sentirte feliz, celebrar y ser agradecida, esa emoción será muy pasajera y no formará parte de tu manera de ser y de sentir. Sólo practicándolas a diario, durante cada paso que des en el camino, harás que ellas formen parte de tu vida.
(2) Es gracias al camino que obtendrás el resultado. Es en el camino, y especialmente al superar los obstáculos que ahí se te presentarán, que desarrollarás las habilidades necesarios para lograr ese objetivo que quieras. Ello te permitirá identificar objetivos cada vez más ambiciosos, porque lo haces a partir de una base de habilidades mucho mayores que en el pasado.
(3) Tu vida es el camino. Por más grande y ambicioso que sea tu objetivo, una vez que lo logres, probablemente querrás lograr otro más. Así es la naturaleza. Si no crecemos, morimos. Por ello, la mayor parte de tu vida la pasarás atravesando el camino, y no instalada en instalada en tus éxitos.