Hay momentos de la vida en lo que sabes que lo correcto es ponerte a trabajar y, sin embargo, te faltan las ganas, la energía, la motivación, la inspiración o en el entusiasmo para hacerlo.
Cuando esto ocurra, mi consejo es el siguiente:
Ponte a trabajar.
La mejor manera -y la más eficaz- de recuperar las ganas, la energía, la motivación, la inspiración o el entusiasmo para trabajar, es cambiando tus pensamientos respecto a lo que vas a hacer, respecto a la importancia de tu trabajo o a su nivel de dificultad.
Y la mejor manera de cambiar estos pensamientos (o al menos, de desviar tus pensamientos negativos sobre la actividad que vas a hacer) es focalizar tu mente en tu trabajo, es decir, poniéndote a trabajar.
El mejor antídoto ante la pereza es el trabajo.
La próxima vez que comienzas a tener pensamientos que te desmotiven, que disminuyan tus ganas de trabajar, pero que sabes que debes hacerlo, deja de focalizarte en tus propios pensamientos y ponte a trabajar.