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¿Pocas distracciones es mejor que una gran distracción?

En el mundo de las finanzas personales, siempre ha habido un debate sobre cuál es la mejor manera de ahorrar: unos expertos opinan que debemos eliminar los pequeños gastos superfluos (como el café diario), y otros dicen que es mejor tener el estilo de vida que se desea, y eliminar los grandes gastos superfluos extraordinarios (como un viaje que se haga porque es algo que nos parece que está de moda, y que costaría tanto o más que el café diario).

Aunque éste es un blog de gestión de tiempo y productividad, me parece que la misma analogía y el mismo debate se puede emplear a este concepto.

En el ámbito de la gestión del tiempo, esta analogía sería entre decidir distraerse varias veces por poco tiempo a lo largo del día, o realizar tareas o proyectos importantes que te lleven semanas o meses culminar.

Para ser productiva, no puedes escoger cuál es la manera menos mala de ser improductiva.

Para ser productiva, debes estar consciente de:

1/ El peso acumulado de las pequeñas distracciones diarias; de esas actividades que tú crees que solo se llevan 5 minutos (y que, por lo tanto, no parecen ser tan graves), pero acumuladas a lo largo del día, te impiden culminar actividades que sí tienen un valor clave en tu trabajo, en tu vida personal o familiar.

2/ El peso en tu productividad, de aceptar hacer tareas más importantes y que te llevarán mucho tiempo, pero que en el fondo sabes que no te aportan nada, que no te interesan, pero que -por alguna razón- aceptas realizar.

Todo está en la toma de conciencia. ¿Cuáles son esas actividades -pequeñas o grandes- que te alejan de tus objetivos esenciales, y que continúas haciendo? ¿Por qué sigues haciéndolas?