Hay personas que dedican muchas horas a la planificación. Determinan qué quieren hacer, lo visualizan, crean planes estratégicos con fechas para cada hito importante, agendan cada acción en su calendario y, al momento de tomar acción… no hacen nada. Siempre sale alguna excusa, alguna buena razón para no actuar. Luego se desmotivan y no siguen intentando las acciones que tanto tiempo les tomó planificar. Se dicen que siempre habrá algo que ocurrirá y que les impedirá cumplir a la perfección su planificación. Se lamentan de los resultados que obtienen (o la ausencia de los mismos) y continúan viviendo como lo venían haciendo, hasta que un nuevo ciclo de motivación se inicia y vuelven a pasar mucho tiempo volviendo a planificar, ya que piensan que el problema estuvo en esta etapa.
Luego, está otro grupo de personas, el que no toma el tiempo necesario para planificar sus acciones, para identificar cuáles son sus valores, qué dirección quieren darle a su vida, y mucho menos para definir objetivos a mediano y corto plazo. Este tipo de personas suele tomar acciones como se les vaya ocurriendo, y luego rectifican. Aunque estas personas tienen mayores (y mejores) resultados que las primeras, el impacto de los mismos se ve afectado por la ausencia de una planificación.
Recuerda la regla de 10/90 de la planificación de Brian Tracy. Pasa 10% de tu tiempo planificando y 90% ejecutando. Identifica cuál es tu tendencia (planificar sin ejecutar, o ejecutar sin planificar) y comienza, conscientemente, a realizar aquello que te falta.