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Lo que haces con lo que logras… y con lo que no

Lo que haces con lo que logras implica tres cosas: 1) que logras algo, es decir, que hay acción de tu parte, que te fijaste un objetivo y trabajaste para lograrlo, 2) que obtienes algún resultado, ya sea cumplir ese objetivo o no, y 3) hacer algo con eso que se logró, es decir, evaluar la actuación y el resultado, que ese objetivo se haya logrado, o no.

Evaluar tus éxitos es tan importante como evaluar tus fracasos.

Evaluar tus éxitos implica celebrarlos, sentir el orgullo, la felicidad, la dicha y el auto-reconocimiento por hacer eso que querías hacer y sentirlo de manera genuina, dentro de tu corazón. No se trata de un mero ejercicio mental en el que te repites algunas palabras, y que te dices algo como “qué bueno que lo logré”, pero sin ánimo. Significa sentir realmente la emoción.

Celebrar los éxitos te dará la motivación y el empuje necesarios para continuar. Celebrar tus éxitos es, también, lo que ayudará a reforzar en ti la imagen de la persona que logra lo que se propone, y eso es fundamental para seguir adelante. 

Evaluar tus éxitos también implica entender qué hizo que lo lograras, cuáles eran tus creencias respecto a ese objetivo y tus creencias sobre ti respecto a tus capacidades y tus posibilidades de lograrlo. Otras preguntas que te puedes hacer al momento de evaluar tus éxitos son: ¿Qué hice bien en mi preparación y desempeño? ¿Qué puedo mejorar la próxima vez?

Luego, están los fracasos. Y a ellos también hay que evaluarlos.

Los fracasos, al igual que los éxitos, también se sienten. Es sano y natural sentirte molesta, furiosa, triste frustrada (o la emoción que sientas) cuando no logras algo que querías hacer. Tratar de reprimir esa emoción no es sano. Quedarse por siempre con ella y no hacer nada para transformarla, tampoco lo es.

Una vez que te permites sentirte mal por no haberlo logrado, pasa a la siguiente etapa. Al igual que los éxitos, es importante evaluar los fracasos. ¿Qué pudiste haber hecho para lograrlo? ¿Qué hiciste bien en tu preparación y tu desempeño? ¿Qué no hiciste tan bien? ¿Qué pudiste haber mejorado? ¿Qué te faltó o te sobró? Al responder a estas preguntas, siempre piensa en términos de lo que tú puedes controlar, porque eso es lo que te dará mayor poder sobre tu desempeño futuro.

Finalmente, independientemente de tu resultado (positivo o negativo), pregúntate qué puedes hacer con la evaluación que hiciste, qué puedes aprender de esta experiencia y cómo puedes utilizarla para el futuro.

En resumen, lo que te propongo que hagas con tus resultados es un proceso de tres etapas: 1. Siente la emoción de manera genuina en tu cuerpo (alegría o tristeza, en función de tu resultado),  2. Evalúa qué hizo que lograras el resultado que obtuviste, 3. Aprende de tu evaluación, creando un plan de acción para poner en práctica eso que acabas de observar.