Skip to content

La sobrecarga de información

Hace poco organicé el cumpleaños de mi esposo. Para ello, creé un grupo WhatsApp con los invitados, en el que les pedía dos cosas: (1) confirmar su presencia y (2) mandarme fotos, antes de una fecha en particular, porque quería regalarle un álbum de fotos.

Varias personas dijeron que mandarían fotos pero, llegada la fecha, NADIE había mandado nada. Les envié otro mensaje recordando que la fecha había pasado, y ahí comencé a recibir lo que pedía.

Lo que más me sorprendió es que dos días antes del evento, y varias semanas después de la fecha límite, algunos invitados continuaban mandándome fotos.

Me pareció que mi mensaje fue claro y la fecha estaba estaba en negrita. Eso me recordó que la gente no lee la información que recibe con detenimiento.

Por supuesto, mi historia no es nueva. Ella se repite constantemente en todas las esferas de la vida.

¿Cuántas veces has recibido un correo preguntando algo que estaba en otro correo más abajo? ¿Cuántas veces alguien te pregunta algo que acabas de decir? ¿Cuántas veces le pides a alguien que te ayude a poner en funcionamiento un aparato, porque te da flojera leer las instrucciones?

A esta falta de concentración y de lectura detenida de la información, la atribuyo a la exposición excesiva que tenemos a la información.

Notificaciones en tu celular y computadora, llamadas vendiéndote servicios que no has pedido, publicidad por todos lados, redes sociales. Lo común ahora es estar bombardeados de información y solicitudes que nos abruman.

Si tú eres de esas personas que no hubiesen leído la fecha límite para mandar las fotos, ni el correo electrónico que te llegó, la que no escucha la mitad de las cosas que se dicen en una reunión, ni lees las instrucciones de los aparatos que vas a utilizar, te pido que leas esto.

Cuando tienes demasiada información, y demasiadas cosas por hacer, es normal que no le des el tratamiento adecuado a cada una de ella.

La respuesta a esto es tratar MENOS y recibir menos.

Concéntrate en lo importante. Elimina el resto.

Date el regalo de vivir plenamente tu vida.

Vivir plenamente no es hacer más, es hacer las cosas con MÁS INTENSIDAD, mayor concentración, mayor pasión.