Según la ley de Fraisse, dictada por el psicólogo francés Paul Fraisse, quien se interesó en la percepción del tiempo, “el tiempo tiene una dimensión objetiva y una subjetiva o psicológica, que va en función del interés que se tiene por la actividad ejercida”
Es decir, la percepción psicológica del tiempo varía en función del interés que la persona sienta por lo que hace.
Como ya has debido constatarlo en tu vida, cuando una actividad es muy placentera, el tiempo parece pasar “volando”, pero si ella nos parece dura y fastidiosa, el tiempo parece que pasara mucho más lento.
¿Cómo utilizar la ley de Fraisse a tu favor?
- La respuesta más natural a esta pregunta es la de realizar la mayor cantidad posible de actividades que te agradan. Si te pasas todo el día quejándote de absolutamente todo lo que tienes que hacer, si ese desagrado empieza el domingo al final del día y se acentúa cada mañana, o si tu trabajo te molesta, ¡cámbialo! No eres esclavo de tu trabajo y sí es posible hacer cosas que te agradan, o al menos, intentar hacer cosas nuevas, hasta conseguir aquella que te guste.
- Incluso si tu trabajo te encanta, probablemente siempre vas a hacer actividades que te desagraden en cierto aspecto. En este caso, ahora que conoces la ley de Fraisse, trata de “engañar” a tu cerebro de dos formas: (1) identificando una manera agradable de hacer esa actividad, mirándola como un juego o un desafío, por ejemplo, (2) repitiéndote en qué aspecto los resultados de esa actividad te gustarán.
- Date cuenta que cuando una actividad te place, vas a tener tendencia a dedicarle más tiempo y hacerla en primer lugar. En cambio, cuando algo no te gusta, vas a buscar mil excusas para hacerla luego. Por ello, haz lo que más te desagrada, a primera hora del día, que es el momento con mayor energía y, por ende, con menor probabilidad de procrastinar.