Esta ley tiene su origen en la afirmación de Aristóteles “Al hombre le horroriza el vacío”. Esta afirmación, al prolongarla al espacio del trabajo, implica que “mientras una persona posee más espacio en su escritorio, más tenderá a ocuparlo”.
A diferencia de las otras leyes y principios de la gestión del tiempo y la productividad, no se conoce con seguridad el autor de la misma.
Esta ley tiene dos implicaciones en la productividad:
(1) Mientras mayores objetos y papeles tengas en tu escritorio, mayor tiempo perderás buscándolos.
(2) El número de objetos en tu escritorio (físico o virtual) es directamente proporcional a tu nivel de distracción, es decir, mientras más objetos tengas en el mismo, más tenderás a distraerte y menos a concentrarte en lo que debes hacer.
La solución, ahora lo sabes, no es aumentar el tamaño de tu escritorio, de tus espacios para organizar, ni el tamaño de tu disco duro, sino decidir qué es realmente útil y desechar el resto.
Un corolario a esta ley es que cuando un espacio en tu agenda no está planificado, buscarás llenarlo de cualquier manera. Por ello, también te invito a planificar todos los bloques de tu día, incluso con actividades “improductivas”, para poder hacerlas conscientemente.