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La antítesis de la productividad

En los dos artículos anteriores exploramos las veinte características que toda persona altamente productiva tiene. Son características que te permitirán ser productivas (es decir, hacer más de lo que te gusta, en menos tiempo y con mayor calidad), y hacerlo sin estrés; y es gracias a esto que mantendrás altos niveles de producción a largo plazo.

Es importante saber cuáles de estas características decides desarrollar a partir de ahora. De la misma manera, también es importante identificar cuáles de ellas No tienes en estos momentos. Dicho de otra manera, cuáles son los elementos de la anti-productividad que quizás posees ahora.

  1. Vivir el día a día sin saber qué quieres en tu vida, cuáles son tus aspiraciones, ni hacia qué dirección ir. 
  2. Actuar en función de lo que los demás te pidan, sin tener tus propios objetivos bien definidos.
  3. Que todo te dé igual, no tener ambiciones particulares en tu vida.
  4. Querer hacerlo todo, sin tener el sentido de qué es importante y qué no lo es.
  5. Ser indecisa. No saber tomar decisiones o no querer asumir las consecuencias de nuestras malas decisiones y, en consecuencia, no querer tomarlas.
  6. Esperar que los problemas y los obstáculos lleguen, sin imaginar los diferentes escenarios (positivos o negativos) y anticipar soluciones para evitarlos o solucionarlos.
  7. Pierde su tiempo en tonterías, como redes sociales, críticas a los demás, y hacer cosas que no te benefician, de manera general.
  8. Ser inconsciente de nuestras propias creencias, nuestras habilidades y de cuáles que nos faltan desarrollar. Al ser inconsciente de esto, lo repetirás una y otra vez.
  9. No tomarse el tiempo para planificar su día, su semana, su año, pensando que la planificación toma mucho tiempo, tiempo que puedes utilizar en otra cosa.
  10. Ser rígida: No ser capaz de hacer algo distinto a lo planificado o los objetivos definidos (o sentirse mal por no hacer exactamente lo que planificaste), si las circunstancias ameritan ciertos cambios. 
  11. Pensar que tienes todo el tiempo del mundo para cambiar y para actuar.
  12. Quedarte estancada en los obstáculos, sin aprender gracias a ellos, lo que te llevará a encontrarte una y otra vez con los mismos obstáculos o unos similares.
  13. Dramatizarlo todo, creer que todo problema que tienes es (casi) el fin del mundo. Pensar que “solo tú y el Pato Donald”, que los demás tienen mayor suerte en la vida que tú, que todo lo malo te pasa a ti, o cualquier otra creencia similar.
  14. Creer que solo el trabajo es el único elemento que entra en juego en la productividad, y olvidar la importancia del disfrute y del esparcimiento.
  15. Creer que tu cuerpo será joven y sano por siempre. Esto hará que consideres el descanso, la buena alimentación, el descanso, el sueño como elementos menos importantes de lo que en realidad son: ellos son la base de tu productividad a largo plazo.
  16. Querer hacerlo todo, sin delegar, ni pedir ayuda a los demás.
  17. Creer que lo mejor ya pasó, que las cosas no serán mejor mañana de lo que ya fueron.
  18. Echarle la culpa a lo que está fuera de ti por tu situación actual: los demás, las circunstancias de la vida, la educación o situación social de tus padres, tus genes, etc.
  19. Actuar pensando únicamente lo que quieres en el momento, decidir en función de lo que te provoca y no de lo realmente quieres en tu vida.
  20. Distraerte con cuanta cosa solicite tu atención: tu celular, las demás personas, otras ideas, la tecnología.