Finalizar bien el día te ayudará a aprender las lecciones de tus acciones de las últimas 24 horas, dormir mejor y preparar de mejor manera tu día de mañana. En este artículo te ofrezco cuatro maneras de lograrlo.
1/ Crea tu ritual de cierre
Crear un ritual para finalizar tu día laboral ayudará a tu cerebro a dejar de pensar en tu trabajo cuando te encuentras, en la noche, con tu familia o amigos. El ritual de cierre libera tu mente, disminuye el estrés y te permite vivir el día siguiente con mayor creatividad.
Un ritual de cierre de tu día laboral puede incluir las siguientes actividades:
- Identificar la hora a la que decides dejar de trabajar y, luego, darte 10 a 15 minutos para realizar este cierre. Por ejemplo, si quieres salir de tu trabajo a las 6pm, el ritual del cierre debes comenzarlo a las 5:45pm.
- Anotar en qué estabas trabajando y qué te falta por terminar. Agenda su finalización escribiendo exactamente lo que necesitas hacer. De esta manera, cuando retomes la actividad, te será fácil saber en dónde te quedaste.
- Realiza una evaluación de tu día: qué hiciste bien y por qué, qué no hiciste bien y por qué y qué harás mejor. Puedes incluir la mini revisión emocional del punto 2.
- Cierra todos los archivos y arregla cualquier papel. Deja tu escritorio limpio y ordenado.
- Apaga la computadora y dite una frase como, por ejemplo, “ya terminé mi día laboral. Me siento satisfecha de lo que hice.”
2/ Cierra tu día con una mini revisión emocional
Antes de cerrar el ordenador, responde:
- ¿Qué me hizo sentir en control hoy?
- ¿Qué me drenó más de la cuenta?
- ¿Qué haré distinto mañana?
Esta reflexión de 5 minutos te ayuda a aprender de tu experiencia… y no repetir errores por inercia.
3/ Crea tu “caja de energía”
Crea una caja (física o digital) con recordatorios que te animen.
- Aliméntala cada día con:
Mensajes motivadores - Cumplidos que te hayan hecho
- Frases que te inspiren
Notas de agradecimiento que te hayan enviado
Fotos de momentos que te inspiran - Logros que hayas tenido
Cuando tu energía caiga (o en algún momento predefinido del año, como tu cumpleaños o el 1 de enero), abre la caja, lee los mensajes que habías escrito y recárgate de energía.