Una de las habilidades básicas para una buena gestión del tiempo, es la disciplina.
Disciplina es hacer lo que pusiste en tu agenda, en el momento en el que lo planificaste, aunque prefieras hacer otras cosas.
La disciplina la muestras cuando vas al gimnasio y haces ejercicios, aunque esté lloviendo, cuando te paras cuando tu despertador suena, aunque quisieras seguir bajo las sábanas, cuando respetas tu dieta y no te comes tu dulce favorito al pasar delante de la panadería, cuando terminas lo que empiezas, en fin, cuando cumples tu palabra.
La disciplina es un hábito, es decir, se refuerza con cada repetición.
Lo más increíble es que cuando desarrollas disciplina en un área, la refuerzas en todos los campos de tu vida, incluso si no te das cuenta de ello.
Y así, poco a poco, te conviertes en una persona disciplinada. Y cuando te identificas como alguien disciplinado, te será más fácil desarrollar la disciplina en cualquier hábito nuevo que quieras desarrollar, incluso en aquellos que simplemente te parecían imposibles.
No me creas. Pruébalo. Sé paciente, pero persistente, y verás.