El estrés es una manera que tiene tu cuerpo de anunciarte un peligro inminente y de prepararte para responder ante él, ya sea huyendo, peleando o paralizándote.
En este sentido, el estrés puntual no sólo es bueno, sino vital para nuestra evolución.
Sin embargo, y debido a todo el desequilibrio temporal que el estrés genera en el cuerpo, el estrés crónico, es decir, el estresarse por cualquier cosa, decenas de veces al día, sí es perjudicial para tu salud y un antídoto para tu productividad.
El estrés crónico es un accesorio inútil y nocivo para tu productividad.
Es inútil y nocivo porque te hace pensar en modo supervivencia, por lo que disminuye tu concentración, memoria y tu capacidad de tomar buenas decisiones, todas éstas capacidades necesarias en la productividad.
Pero, sobre todo, es un accesorio, es decir, es algo que puedes ponerte y quitarte. El estrés no es un fenómeno incontrolable, ni irreparable. Lo creas con tu mente, y con esa misma mente lo puedes eliminar.
El primer paso para ello es decidir que tú eres la jefa y que, como lo hiciste venir, lo puedes dejar ir.
Una manera práctica de lidiar con el estrés es hacer lo siguiente. La próxima vez que te sientas estresada, pregúntate lo siguiente:
- ¿Qué evento causó este estrés?
- ¿Qué soluciones tengo actualmente para tratar la causa del estrés?
- ¿Cómo puedo manejar esta situación, sin el estrés?
- ¿Qué acciones concretas puedo tomar para que esta situación no se repita en el futuro?