Piensa en todo lo que tienes que hacer. Mira tu lista de TO DOs, si eso te ayuda.
Seguramente habrá varias tareas que tienen mucho tiempo en esa lista y que, por una razón u otra, no terminas de hacer.
Existen actividades que probablemente dices que debes hacer, pero nunca “te alcanza el tiempo de terminarlas”, porque no tienes ganas de trabajar en ellas y te buscas cualquier excusa para dejarlas para más tarde.
Quizás esto te ocurra con una o dos actividades aisladas o, si eres como una gran parte de la población, es una tendencia que se repite a diario y te genera mucho estrés, te identificas con ella (es decir, te dices que tú eres una “procrastinadora”) y no te ayuda a sentirte, ni a ser una persona productiva.
Si ése es tu caso, te propongo dos soluciones:
La primera solución es ser honesta y preguntarte si realmente es necesario realizar esa actividad. Si puedes eliminarla o delegarla, el problema lo resolverás rápidamente. A veces, es necesario un poco de sinceridad con una misma y reconocer que es normal no poder hacerlo todo. Y también valentía para aceptarlo.
La segunda solución (que no es incompatible con la primera, porque la aplicarás al resto de las actividades que procrastinas) es definir un bloque semanal anti-procrastinación.
Esto significa que en tu agenda vas a agendar un bloque o período de tiempo, en el que avanzarás con alguna tarea que estés procrastinando, incluso si no es tan importante para ti.
Te recomiendo que este bloque no lo agendes a primera hora de la mañana, que suele ser un momento reservado a la tarea más importante (el “sapo”), al menos que la actividad que procrastines sea tu sapo.
También te recomiendo que trates este bloque con la misma importancia y determinación que cualquier otro, no tanto por lo que puedas obtener de la resolución de estas tareas, sino por la energía mental que su resolución generará en ti.
Lo más importante es que te ayudará a cambiar el concepto que tienes de ti misma y te transformarás de una procrastinadora empedernida a una mujer productiva.