Saber tomar decisiones es una de las herramientas que te permite ganar mayor tiempo y confianza en ti.
Saber tomar decisiones no significa que todas tus decisiones te lleven al resultado deseado, sino que el proceso para lograrlo fue el correcto y que éste no te quitó más tiempo del que te permitió ganar.
Pero la toma de decisiones no siempre es fácil. La toma de decisiones es un hábito. Más allá de la decisión en sí, son tus pensamientos sobre la decisión y sus posibles consecuencias, que pueden paralizarte y hacer que procrastines la toma de decisión.
En este artículo, te propongo diez maneras de mejorar la toma de decisiones.
1/ Piensa en las consecuencias en 5 años
La gran mayoría de las decisiones que tomamos son reversibles o no tienen resultados importantes en nuestras vidas.
Sin embargo, cuando te cuesta decidirte por algo, es probablemente porque le estás dando mayor importancia de la que tiene.
Una manera de evitar esta trampa es pensar en los efectos de esa decisión dentro de 5 ó 10 años. Esto hará que relativices la situación y te ayudará a tomar decisiones rápidamente.
2/ Desconecta tu valor de tus decisiones
El tomar una decisión que genere un resultado que no deseabas, puede significar muchas cosas, pero nunca que eres “nula”, ni “mala para tomar decisiones”.
En general, una decisión mala significa que hay una manera de mejorar la forma, el proceso y el timing de toma de decisiones.
Nunca asocies toma de decisiones con tu valor como persona.
3/ Conoce tus gustos
Aprende a conocer qué te gusta y qué no, qué quieres o te provoca y qué prefieres no tener o evitas a toda costa, así como tus ciclos diarios y mensuales.
Mientras más te conoces y más sabes qué te gusta, qué aceptas, qué toleras, cuáles son tus límites y cuáles no, más fácil te será tomar decisiones.
4/ Juega con pequeñas decisiones diarias
Si te cuesta mucho la toma de decisiones, no trates de cambiar ese hábito de un día a otro con decisiones trascendentales.
En lugar de eso, comienza tomando decisiones más pequeñas, triviales, haciéndolo divertido.
5/ Automatiza tantas decisiones como puedas
Hay muchas decisiones que puedes automatizar, es decir, tomarlas una sola vez y luego repetirlas.
Por ejemplo, puedes decidir que te vestirás para el trabajo con los mismos colores, si escoger la ropa laboral es una tarea fastidiosa, que te toma más tiempo del que deseas.
O puedes preparar un menú típico para tu semana.
O puedes decidir pasar tus vacaciones anuales en los mismos lugares, para evitar escoger lugares distintos (y toda la logística relacionada con la organización), cada año.
6/ Toma malas decisiones, a propósito
Practica tomando decisiones que te parezcan una aberración, cosas que sean lo opuesto de lo que sueles hacer, sin darle tantas vuelvas.
Por ejemplo, escoge una comida que no te gusta, ve una película que no es de tu género o acepta una invitación cuando no estás convencida o no sabes si deberías ir.
Luego, escribe cuál fue la consecuencia de tomar esa “mala” decisión.
7/ La matriz de decisiones
Para decisiones más complejas, te aconsejo usar la matriz de las decisiones, que describo en este artículo: Cómo tomar mejores decisiones.
8/ Limita el tiempo
Cuando te das cuenta de que te tomas mucho tiempo tomando una decisión, agarra tu cronómetro, ajústalo a 2 minutos y al final de ese tiempo, decide que tomarás una decisión final.
Por ejemplo, date 2 minutos (cronometrados con tu teléfono) para escoger tu atuendo del día, o sé la primera en escoger el plato en el restaurante (incluso si lo que pediste no es lo que más te gusta).
9/ Delega decisiones de bajo impacto
En lugar de decidir tú misma sobre cada detalle de un proyecto importante, confía en otra persona (o en un sistema) para que tome esas microdecisiones. Así, reservas tu capacidad de análisis y creatividad para las decisiones estratégicas o de alto impacto.
10/ La toma de decisiones es una habilidad que siempre puedes mejorar
Cuando tomas una decisión que no genere los resultados que estabas esperando, en lugar de repetirte que eres muy mala tomando decisiones, recuerda que la toma de decisiones no es sino una habilidad más, y que como toda habilidad, siempre se puede mejorar.
No importa qué tan buena seas en ajedrez, siempre puedes jugar mejor el ajedrez. De la misma manera, cuando crees que tomaste una “mala decisión”, en lugar de repetirte que no sabes tomar decisiones, pregúntate qué pasó, cuál fue la falla y qué mejorarías la próxima vez que debas tomar una decisión similar.