Como vimos en el artículo Punto de Resistencia Máxima, éste es el momento de mayor tensión interna, en el que un diálogo interno se pone en marcha para decidir si operar, o no, un cambio en ti. ¿Es que haces ejercicios o te quedas en tu casa? ¿Es que sigues trabajando o revisas rápidamente WhatsApp? ¿Te compras esos zapatos tan lindos que viste o ahorras ese dinero?
Lo que hagas en ese momento, es decir, la decisión que tomes, será tan importante como lo que hagas después de ese momento.
Si optaste por el cambio, por la disciplina, por la opción más productiva, tómate el tiempo de felicitarte sinceramente. Si tomaste la otra opción, aprende a ser compasiva y paciente contigo misma.
En cualquiera de los dos casos, es fundamental que te des cuenta de lo que pasó, de tu diálogo interno, de las frases exactas que te decías a favor y en contra de cada opción, de tu estado de ánimo (¿estabas cansada, motivada, molesta?) y de cómo él influyó en tu respuesta. Es importante que analices por qué tomaste, finalmente, la decisión que tomaste, porque sólo gracias a ese análisis podrás entenderte mejor, sin juzgarte, y podrás tomar mejores decisiones en el futuro.