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Deja de focalizarte en tus problemas

Cuando pasas tu tiempo pensando únicamente en tus propios problemas, en tus propias preocupaciones, en tus emociones negativas o en lo desafortunada que eres, no sales de ese ciclo vicioso y obtienes como resultado más de lo mismo: más problemas, más preocupaciones, más emociones negativas.

En cambio, cuando dejas de focalizarte en ti, y comienzas a abrirte hacia los demás, el resultado cambia.

En lugar de pensar en tus problemas, piensa en cómo ayudar a solucionar los problemas de los demás; piensa en tus metas y cómo lograrlas; piensa en lo afortunada que eres en otras áreas de la vida.

En lugar de pensar en tus preocupaciones, piensa cómo puedes prestar servicio a otras personas.

En lugar de querer cambiar tus emociones negativas, acéptalas como parte del trato y, de nuevo, focalízate en la tarea que vas a hacer, en el resultado que deseas obtener, en la persona que quieras ayudar.

Si te focalizas mucho en lo negativo de tu vida, en lo que no está bien, en tus problemas y preocupaciones, deja de hacerlo por un momento y comienza a cambiar tu foco hacia los demás, hacia el por qué haces lo que haces, hacia tus metas y objetivos, de manera bonita, agradable y positiva.