No puedes controlarlo todo, no puedes controlar las circunstancias externas, ni las otras personas. Puedes tratar de cambiar tu medio ambiente, el país donde vives, tus circunstancias, explicar a los demás tus razonas e intentar convencerlos de actuar de manera distinta, y eso está bien, pero lo que ocurra en el mundo y con las demás personas, se escapa, in fine, de tu control.
Lo único que puedes controlar es lo que piensas de manera constante y cuáles son tus acciones diarias.
Una vez que entiendes esta realidad liberarás mucha energía mental, que podrás dedicarla a dar tu mejor esfuerzo en cada cosa que realices.
Lejos de tratar de buscar la perfección en lo que realices, lo que te propongo es que des tu mejor esfuerzo, que te preguntes cómo lo puedes hacer aún mejor, qué puedes mejorar respecto a la última vez que hiciste esa misma tarea, qué errores no vas a volver a cometer, cómo podrías hacer de ese trabajo algo excepcional para ti y para todas las personas que usen o que estén impactadas por lo que estás haciendo.
Independientemente de las circunstancias externas, y de las actitudes y acciones de los demás, ¿estás haciendo tu mejor esfuerzo en lo que es más importante para ti? ¿Realmente?
Si es así, ¿te estás felicitando por ello?