Si quieres mejorar la gestión de tu tiempo, confía en que ya tienes todas las capacidades para hacerlo. Confía en que eres capaz de lograrlo.
En lugar de concentrarte en qué parte de esa gestión estás haciendo mal, a qué citas estás llegando tarde, qué estás procrastinando, en qué aspectos tu vida está desorganizada, obsesiónate con focalizarte en qué ya estás haciendo bien, a qué citas y reuniones llegas a la hora, qué haces con tiempo, qué está funcionando, y POR QUÉ.
No te preguntes por qué eres desorganizada. Pregúntate cómo lograste organizar bien ese evento.
No se trata de tratar de ocultar la realidad, porque ambos aspectos son reales, es decir, a veces llegas tarde, pero a veces llegas a la hora; a veces procrastinas, pero a veces sí haces algo cuando se necesita.
Quizás sí llegas tarde a unas citas, quizás sí procrastinas ciertas tareas, pero también es cierto que cumples con otras. Entonces, ¿por qué fijarse en lo negativo?
Al fijarte en lo malo, aumenta tu certitud de que no lo lograrás, de que nunca manejarás bien tu tiempo.
Al fijarte en lo que ya estás haciendo bien, aumenta tu confianza, aumentan las ganas de volverte a probar de que sí eres capaz de lograrlo.
Así que confía en ti y en tu capacidad de lograr todo lo que quieres.
Si quieres mejorar la gestión de tu tiempo, confía en que eres capaz de lograrlo. En lugar de concentrarte en lo que no haces como te gustaría, comienza a obsesionarte con tus buenas acciones: pregúntate cómo lograste hacerlo bien, qué pasos tomaste, en qué pensaste que te llevó a ese resultado. Cambia tu imagen de ti misma. ¡Confía en ti!