Imagínate que vas a cocinar y todas las gavetas de la cocina están abiertas, todos los utensilios fuera de su lugar y todos los alimentos (que necesites o no) sobre la mesa donde vas a trabajar. Si es así, ¿no empezarías arreglándolo todo, cerrando las gavetas, colocando los utensilios y los alimentos en su lugar, para después -y sólo después- comenzar a cocinar?
Si esto lo haces en la cocina, ¿por qué no hacerlo también en tu lugar de trabajo?
Antes de comenzar a trabajar, en lugar de hacerlo en un espacio desordenado, con archivos y documentos abiertos en tu computadora, y papeles en tu escritorio, es una buena práctica arreglarlo todo: cerrar todos los archivos que no necesitarás en tu próxima sesión de trabajo y acomodar los papeles inútiles, es decir, cerrar todas tus “gavetas”.
Los documentos que están a tu vista (en tu escritorio o tu computadora) serán recordatorio de todo lo que aún no has terminado y son, por ende, posibles distractores. Un espacio físico y virtual ordenado te ayudarán a concentrarte más en lo que vas a trabajar.
De la misma manera, antes de comenzar un hábito nuevo, un libro, un curso o cualquier objetivo o proyecto en tu vida, asegúrate de no tener muchos otros hábitos que estás tratando de establecer, otros libros que llevas por la mitad y que no has terminado, otros cursos que estás realizando en paralelo o cuyo contenido no has terminado de entender y aplicar, o varios proyectos u objetivos en los que aún estés trabajando.
Cada una de estas “gavetas” abiertas serán fuentes de distracción para lo que quieres lograr, y disminuirán la tracción y el tiempo para lograr tu objetivo.