¿No te ocurre que cuando algo no te sale como querías o cuando crees que no actuaste como debiste hacerlo, te pasas horas y a veces días repitiéndote todo lo que falló, todo lo que debiste o no debiste hacer en ese momento?
El cerebro humano está diseñado para fijarse más en lo “malo” que en lo “bueno”. Esa capacidad es producto de toda la evolución humana y ha sido un elemento esencial para nuestra supervivencia.
Sin embargo, las cosas han cambiado tanto en las últimas décadas, que esa capacidad de exacerbar lo malo, actualmente es exagerada comparada con nuestra realidad, y nos hace daño.
¿Por qué?
Porque cuando piensas en algo, tu cuerpo no sabe distinguir si ese algo es real o no. Las emociones que siente y todas las reacciones químicas que se desencadenan como consecuencia de esos pensamientos, son las mismas.
Por ello, cuando piensas una y otra vez en tus comportamientos o en situaciones negativas, es como si las estuvieses viviendo una y otra vez.
En lugar de decirte que dejes de pensar constantemente en lo malo, lo que hoy te propongo es que le des el mismo espacio a LO BUENO.
Comienza a trabajar el hábito de:
- Recordarte lo bueno que pasó durante el día, lo que te hizo reír, lo que te salió bien, lo que te dijeron de positivo; en ese rayo de sol o alguna gota de lluvia que cayó sobre ti, etc.
- Felicitarte por lo bueno que hiciste, incluso si no es nada nuevo o extraordinario ante tus ojos. Felicítate por el trabajo que terminaste, por los avances que hayas tenido en cualquier área de tu vida, como la gestión de tu tiempo u otro.
- Agradecer. Agradece por lo lindo que son tus ojos, por tu corazón que latió todo el día. Agradece a cada célula de tu cuerpo por el excelente trabajo que hicieron y a cada una de las personas que, con su trabajo, hacen que tu vida sea fácil. Ponte tan cursi como quieras 😉.
- Si sueles criticar a los demás, también puedes pensar en cosas positivas que otros hicieron durante el día, qué puedes aprender de ellos, en qué te pueden servir de modelo e inspiración.
El objetivo es simple: darle a lo positivo al menos tanto espacio, tiempo y energía en tu vida, como a lo negativo.