Skip to content

Aplícate los consejos que das a los demás

La próxima vez que le des un consejo a alguien o que te des cuenta que estás criticando a alguien y te escuches diciéndote cómo esa persona debería actuar o qué debería dejar de hacer, te propongo que hagas lo siguiente:

Anota el consejo que das a los demás y pregúntate en qué circunstancia de tu vida tú misma deberías aplicarte ese consejo.

Aunque la respuesta probablemente llegará más rápido de lo que crees, si no es así, no descanses hasta conseguirla.

Luego, trata de aplicártela, y ahí te darás cuenta que dar un consejo (o criticar) es mucho más fácil que aplicárselo a una misma.

Yo lo sé por experiencia propia, porque parte de mi trabajo (incluyendo la realización diaria de este blog) incluye dar consejos prácticos a otras personas que no siempre son fáciles de aplicármelos a mí misma.

La ventaja de este ejercicio es doble. Primero, utilizas a la otra persona como espejo de tus propias necesidades, es decir, el consejo que das es exactamente el consejo que necesitas recibir. Segundo, esto aumentará tu comprensión, compasión y empatía hacia la otra persona y del por qué no lleva la vida ejemplar que tú le recomiendas.