Nuestro cerebro “reptiliano” nos lleva a tomar decisiones respecto a lo que debemos o no debemos hacer. Esas decisiones no necesariamente son las más beneficiosas para nosotras a largo plazo.
El psicólogo francés Henri Laborit determinó cuáles son los mecanismos que emplea el cerebro humano a la hora de elegir lo que tiene que hacer. Sus estudios le permitieron llegar a las siguientes conclusiones, que hoy conocemos como el principio de Laborit.
Este principio nos ayuda a entender por qué nos cuesta tanto realizar ciertas tareas.
(1) Preferimos hacer de manera espontánea lo que nos gusta antes de lo que no nos gusta.
El cerebro reptiliano prefiere hacer lo que le parece placentero y divertido, antes de lo que asocia con ambiguo, aburrido o complicado.
(2) Tendemos a hacer lo más fácil antes que lo que es difícil.
Para ahorrar “energía” que pudiese dedicarse a actividades de supervivencia, el cerebro va a optar por hacer lo fácil antes de lo difícil.
(3) Optamos por hacer lo más rápido antes que lo que nos lleve más tiempo.
¿Prefieres decir que hiciste diez cosas el día de hoy (así no sean las que aportan mayor valor) o que pasaste todo el día trabajando en una sola?
(4) Solucionamos antes lo que es urgente, en lugar de aquello que es importante.
Por un afán de supervivencia, el cerebro va a preferir hacer lo que considera urgente, y dejar para luego lo que es importante.
(5) Escogemos hacer lo que sabemos antes que hacer algo nuevo.
Es mejor, para fines de economía de energía del cerebro, trabajar en algo que conocemos, que utilizar la energía en aprender algo nuevo.
(6) Hacemos lo que nos imponen antes de lo que nosotros queremos hacer.
Esto explica por qué sueles cumplir las fechas límites impuestas por los demás, pero no las tuyas.