¿Eres de las que planifica tu día o tu semana con anticipación? Si es así, ¿qué tanto cumples lo que planificaste?
La planificación es una de las herramientas más importantes en la gestión del tiempo. Es LA herramienta básica para el resto.
Sin embargo, no porque te esfuerces en hacer una planificación exhaustiva de la actividad que harás en cada hora de tu semana o porque conozcas la importancia de una buena planificación, significa que harás cada cosa que está en tu agenda.
La paradoja de la planificación consiste justamente en esto: en utilizar tu tiempo y energía para planificar lo que harás durante la semana, y luego no querer utilizar tu tiempo, ni energía en cumplir esa planificación.
Al momento de planificar, el neocórtex, el cerebro “racional”, que es la parte más evolucionada del cerebro, el centro lógico del mismo, encargado de capacidades como la concentración y la planificación, es quien toma el mando y decide qué hacer, cuáles son las prioridades y cuáles no. Sin embargo, al momento de hacer lo que te corresponde hacer, según tu planning, tu neocórtex no estará necesariamente al mando, y tu cerebro límbico te hará hacer de todo, menos lo que habías anotado en tu agenda.
Conocer el funcionamiento de estos dos cerebros y saber que es normal no querer hacer lo que en un momento planificaste, son etapas de conciencia necesarias para superar este obstáculo. Pero no son suficientes. Lo que sí lo es, es comenzar a entender qué clase de excusas te das, saber que no porque tu cerebro te presente esas excusas, tienes que caer en ella. Esto, junto con una buena dosis de disciplina, harán que sí cumplas lo que habías puesto en tu agenda, de manera constante.