¿De qué sirve ser productiva, súper eficaz y disciplinada, si no amas lo que haces? ¿De qué sirve lograr todo lo que está en tu agenda, si el resultado te deja indiferente?
¿Por qué no conciliar producción con emoción?
Dime, realmente, ¿para qué sirve hacer un trabajo por hacerlo?
Si puedes escoger entre hacer algo bien y hacerlo de manera extraordinaria, novedosa, diferente, ¿por qué no escoger lo segundo?
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo y que te sentiste orgullosa del resultado, orgullosa de ti?
No tiene que haber sido algo que haya cambiado la historia del mundo, ni que haya creado consecuencias extraordinarias a tu alrededor. Puede ser algo pequeño, un detalle, pero algo que a ti te haya dejado orgullosa por el esfuerzo que hiciste, por la manera en el que enfocaste el asunto, por la solución novedosa que aportaste o por el resultado extraordinario que creaste.
Y si decidieras que hoy harías algo extraordinario, ¿qué sería? ¿Te animas?
¿Cómo cambiaría tu vida si todos los días tratases de hacer algo extraordinario, en lugar de hacer lo mínimo necesario?