Hay momentos en los que estás cansada. Te falta ánimo y energía. Quizás dormiste poco o mal, o se trata de una situación más permanente. Lo cierto es que hay momentos en los que no te provoca hacer nada.
¿Cómo sueles actuar en esos momentos?
La respuesta es que depende.
Si tienes que hacer actividades para cumplir compromisos externos, por ejemplo, ir a trabajar o terminar algún proyecto para otra persona, normalmente cumplirás esos compromisos, pese a tu cansancio o flojera. Te tomarás un baño frío, una buena taza de té o de café, te dirás que descansarás mejor esta noche, y luego harás lo que dijiste que harías. Cada quien tiene su manera de afrontar estos momentos. Lo cierto es que probablemente no te quedarás en casa a descansar, sino que cumplirás tus compromisos externos.
La respuesta suele ser distinta si tratas de cumplir compromisos que te diste a ti misma, los internos, como hacer ejercicios o terminar algún proyecto personal. En estos casos, tendemos a “escuchar nuestro cuerpo”, es decir, descansar o hacer cualquier cosa menos lo que dijimos que haríamos.
Ahora te pregunto, ¿por qué cumplir tus compromisos externos sería más importante que los internos? ¿Por qué no empleas las técnicas para quitarte el cansancio, cuando se trata de hacer cosas para ti? O, viceversa, ¿por qué no te quedas descansando en casa cuando tienes sueño, en lugar de salir a trabajar?
Desde pequeños nos enseñan la importancia de cumplir nuestros compromisos, de ser responsables, sobre entendiendo que esa responsabilidad es respecto a los demás únicamente. Nuestros padres y maestros olvidan enseñarnos que los compromisos más importantes son los que nos hacemos a nosotras mismas.
Y si el cansancio, falta de interés y energía persisten, debes buscar las causas y solucionar el problema de fondo. Ése es el primer compromiso hacia ti misma.