¿Qué es la disciplina?
Según Joan Gallardo, autor de “Las 48 reglas de la disciplina”, ser disciplinada es hacer lo que es debido, cuando es debido y en la forma debida. Te cueste o no, te guste o no, te apetezca o no. Punto.
La disciplina es uno de los pilares de la productividad, una de las mejores herramientas de gestión del tiempo, y un arma poderosísima para tener una vida plena. Por ello, en este artículo analizaremos diez maneras para lograr ser una mujer altamente disciplinada.
1/ Cambia tu concepto de la Disciplina
Es imposible ser una persona disciplinada, si asocias la disciplina con conceptos negativos.
Piensa en la disciplina, y en tu capacidad de ser disciplinada, en términos positivos, poderosos, entusiastas.
2/ Entiende para qué quieres ser disciplinada
La disciplina no es un objetivo en sí. Es una cualidad necesaria para lograr cualquier objetivo importante, y mantenerlo en el tiempo.
¿Para qué quieres ser disciplinada?
¿Qué gran objetivo quieres lograr en tu vida?
¿Qué tipo de vida deseas tener?
3/ Identifica qué es lo mejor que puedes hacer en cada momento
Disciplina no es sacrificio, ni esforzarse todo el tiempo.
Disciplina es saber qué es lo mejor que debes hacer en cada instante.
Eso significa que serás disciplinada cuando descansas (en lugar de trabajar), si eso es lo mejor que debes hacer en ese momento, o entretenerte con una buena película (en lugar de limpiar la casa), si eso es lo mejor para ti, en ese momento.
4/ Crea hábitos
Una manera de ser más disciplinada, es creando hábitos, para que el comportamiento se vuelva automático al dispararse la señal, en lugar de requerir la fuerza de voluntad.
5/ Mejora tus valores, eleva tus estándares
Si quieres ser más disciplinada, debes rechazar la mediocridad.
No aceptes menos de lo que eres capaz de dar. Eleva tus estándares. No te conformes.
6/ No trates de ser disciplinada en todo
En lugar de buscar ser disciplinada en todas las áreas de tu vida, concéntrate en el área más importante, en el que tenga mayor valor para ti.
Al hacer esto verás que, poco a poco, la disciplina se irá expandiendo a otras áreas de tu vida.
7/ No busques la perfección
No solo no trates de ser disciplinada en cada área de tu vida, desde el primer instante. Tampoco trates de ser perfectamente disciplinada, en todo momento, en el área que identificaste como más importante para ti.
No se trata de bajar tus estándares. Se trata de ser realista y entender que los cambios pueden llevar varios ensayos y errores.
Si te exiges la perfección desde el principio, puedes terminar desmotivada y con una pésima percepción de ti misma, elementos enemigos del desarrollo personal.
En lugar de eso, sé compasiva y recuerda que en el aprendizaje, dos pasos adelante y uno hacia atrás, es el avance normal de cualquier personal.
8/ Adapta tu ambiente
Crea un ambiente físico acorde a una persona disciplinada.
¿Crees que alguien disciplinado deja las llaves por cualquier parte, las medias en la cocina y no limpia el lugar donde vive desde hace tres meses?
Probablemente no.
Mantén un ambiente sano, limpio, despejado, que te invite a elevar tus estándares, en lugar de tu desmotivación.
9/ Identifica los obstáculos
Identifica la causa primera que impida que seas una persona disciplinada.
¿Se trata de sistemas mal diseñados? ¿Tu entorno que no te ayuda? ¿No tienes los motivos suficientes? ¿Debes mejorar tu higiene de vida?
Trabaja en tu obstáculo mayor. Elimina lo que debas eliminar de tu vida: las malas amistades, los pensamientos nefastos, la comida dañina. Lo que sea.
10/ Recompénsate
Recompénsate cada vez que fuiste disciplinada.
No subestimes esta etapa, porque es la que hará que continúes pero, sobre todo, es la que hará que cambies la imagen de ti misma; la que hará que te consideres una mujer disciplinada. Y ésa es la base de todo.