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Reinventa tu pasado

¿Qué tanto revives tu pasado? ¿Cuántas horas a la semana piensas en lo que ya pasó? Cuando lo haces, ¿cómo te sientes? ¿Tu pasado te da alegría y energía para continuar o drena esa energía y te hace preguntar por qué eso tuviste que vivirlo?

Lo increíble con tus pensamientos sobre el pasado es que no son ciertos.

La memoria humana es altamente traicionera y lo que crees que pasó, no pasó. Incluso, si los hechos que recuerdas ocurrieron exactamente como se desarrollan en tu cabeza, la experiencia que tuviste no fue sino una parte (tu parte) de todo lo que pasó. Se trata de tu percepción de los hechos, desde tu propia experiencia, y no de toda la experiencia, incluyendo la perspectiva de las otras personas involucradas.

Sin embargo, la mayoría de las veces, lo que recordamos se distorsiona, y mientras mayor tiempo transcurrió entre esa experiencia y el día de hoy, mayor distorsión existe. Porque con el tiempo, los recuerdos son más borrosos, menos precisos. Lo que queda es la emoción, un vago recuerdo.

Si el pasado, entonces, es tan poco fiable, entonces ponlo a trabajar a tu favor.

Reinventa tu historia. Vuelve a escribir tu pasado.

Y lo digo literalmente.

Toma lápiz y papel y escribe tu pasado de una manera distinta, no con una mentalidad de víctima, sino de una persona madura, que es capaz de ver cómo los hechos -incluso los que menos te gustaron en su momento- tuvieron el potencial de ayudarte, de desarrollarte, de acelerar tu madurez.

Escribe lo que te gustó y lo que menos te gustó, desde otra perspectiva.

Al reinventar tu pasado, reinventas tu concepto de ti misma, de tu suerte, del destino. Eso te dará una fuerza increíble