Responde a estas cinco preguntas para ver si eres de tipo A ó P.
Pregunta #1
¿Cuáles son tus pensamientos recurrentes respecto a tu pasado?
A – Con sus altas y bajas, mi pasado fue muy bueno y me hizo ser la persona que soy hoy.
P – Me hubiese gustado cambiar tantas cosas de mi pasado…
Pregunta #2
Cuando tienes un problema o situación que no te gusta, ¿cuál es tu reacción predominante?
A – Busco identificar rápidamente cuáles son las opciones y soluciones posibles.
P – Me quejo por mi situación y/o critico las personas que hicieron que esto fuese posible.
Pregunta #3
¿Qué sueles hacer cuando quieres lograr o tener algo?
A – Me pongo inmediatamente manos a la obra y trato de lograrlo.
P – Planifico, imagino distintos escenarios, especialmente todo aquello que puede pasar y que impida que lo logre. Suelo esperar mucho tiempo antes de pasar a la acción.
Pregunta #4
¿Cuáles son tus emociones o actitud predominante de los últimos 6 meses?
A – Entusiasmo, motivación, alegría, creatividad, acción.
P – Flojera, dejadez, inercia, pasividad.
Pregunta #5
¿Cuál de las dos frases siguientes se adapta más a lo que piensas sobre tu futuro?
A – “Todo es posible”.
P – “El camino ya está trazado”.
Ahora, llegó el momento de la verdad.
¿Tuviste mayor número de A o de P en las respuestas anteriores?
Las A representan un estado Activo, el de una persona que busca proactivamente solucionar sus problemas y, de manera general, definir y trazar su propio destino.
Las respuestas P representan, al contrario, un estado Pasivo, es decir, el de una persona que toma poca o ninguna iniciativa para definir quién quiere ser, qué desea lograr y qué no quiere en su vida, o que se tarda mucho tiempo en definir esto.
Si respondiste más A, ¡sigue así! Eres una persona que sabe lo que quiere (o que busca activamente identificar qué quiere en la vida) y que pasa a la acción.
Si respondiste principalmente P, déjame decirte que también te felicito. ¿Y sabes por qué? Primero, porque tuviste la honestidad de responder de manera sincera a las preguntas, y eso no es poca cosa. Y, segundo, porque quizás estabas siento pasiva con tu propia vida y ni siquiera eras consciente de ello; simplemente vivías el día a día sin más, conformándote, sin darte cuenta de la trampa en la que estabas cayendo.
¿Qué tal si comienzas a ser, no sólo la protagonista de tu propia vida, sino también su autora? ¿Qué tal si comienzas a definir una historia para ti misma muy distinta – y mucho mejor – de lo que has vivido hasta ahora?
Nunca es tarde, y sólo de ti depende.