Skip to content

Como haces algo, lo haces todo

¿Sabías que la manera en la que sueles hacer cualquier cosa en tu vida refleja la manera en la que sueles hacerlo todo?

Esto es así, porque cada cosa que hacemos muestra quiénes somos en ese momento. Y aunque momentáneamente podemos cambiar una conducta específica, es imposible controlarnos en todo, todo el tiempo.

Por ejemplo, si llegas tarde a una cita con amigos o familiares, diciéndote que no es tan grave, porque es gente conocida, probablemente tengas tendencias a llegar tarde a todas partes, a entregar tarde tus proyectos, a empezar o terminar tus reuniones profesionales después de la hora. Lo contrario, también es cierto. Si eres puntual con tus amigos, también lo serás en el trabajo.

Si sueles preocuparte por eventos que pudiesen ocurrir en el futuro, te preocuparás por las pequeñas cosas y por las grandes también.

Si dejas tu cama sin tender, tu ropa tirada en el piso, lo mismo harás con tus archivos en la computadora (que no guardarás de manera organizada), ni con las minutas de las reuniones a las que asistes.

Cuando un hábito se instala en ti, te conviertes en ese hábito y todo lo que harás será un reflejo de él.

Cada acto cuenta. Cada comportamiento va a reforzar un hábito, una manera de ser.

En lo que resta del día, fíjate qué haces y qué no haces, cuál es tu actitud ante la vida y pregúntate en qué otra esfera lo estás repitiendo.