Existen muchos beneficios para la salud y el bienestar espiritual de las personas que practican la meditación. Uno de ellos es que la meditación te ayuda a concentrarte mejor, lo que aumenta tu capacidad de producir más.
Sin embargo, en este artículo te quiero hablar de una similitud entre la meditación y la productividad.
Aunque el objetivo último de la meditación es llegar a la iluminación, tu objetivo inmediato de cada sesión de meditación (o la manera de llegar a esa iluminación) es atraer constantemente tu mente hacia el objeto de la meditación: tu respiración, un punto en tu cuerpo, una luz, etc.
Meditar no se trata de estar concentrada todo el tiempo que dura la meditación, sino de dirigir constantemente tu atención, apenas te das cuenta que te saliste de foco.
De la misma manera, ser productiva no se trata de ser productiva 100% del tiempo, de nunca distraerte, no procrastinar, ni lograr constantemente todos tus objetivos. Al contrario. Al igual que la meditación, ser productiva consiste en saber dirigir constantemente tu atención, de nuevo, hacia tu objetivo, en aquellos momentos en los que descansas, te distraes, procrastinas y no logras tu objetivo.
Tu objetivo final al ser productiva es lograr hacer más, y con mejor calidad, aquello que te gusta hacer. Y eso lo lograrás más rápido mientras más aceptes los desvíos y las imperfecciones del proceso, como ocurre con la meditación.