Existen problemas grandes y pequeños, materiales e inmateriales, personales y profesionales. En fin, de todo tipo. Mi objetivo con este post no es hacer una disertación de los diferentes tipos de problemas, sino saber qué hacer cuando ellos se presenten.
El ser humano no sólo está dotado con la capacidad de tener o generar problemas, sino también de resolver los problemas que tiene. Cualquier tipo de problemas.
Existen tres maneras de manejar los problemas. A continuación te los enumero, no tanto con la idea de que veas cómo tratarlos, sino para que identifiques cuál es tu forma habitual de lidiar con ellos.
1/ Ignorarlos o disminuirlos. La manera más elemental de tratar un problema es ignorarlo, hacer como si él no existiese o minimizar su importancia. Ignorar un problema o tratarlo con falsa actitud positiva, no te llevará muy lejos. Por ejemplo, imagina que tu lavadora se daño pero tu decides que no es grave, que puedes vivir sin lavadora y que es mejor comenzar a lavar a mano. Eso sería ignorar tu problema de lavadora dañada.
2/ Exagerarlos. Esta estrategia consiste en pensar día y noche en los problemas que tienes, a veces echándote la culpa por su aparición, y otras veces culpando a los demás por ello. Martirizarte con los problemas sólo hace que ellos parezcan más grandes y difíciles de resolver, de lo que realmente son. Aunque es la estrategia opuesta a la anterior, el resultado es el mismo: la no resolución de los problemas.
3/ Solucionarlos. La tercera alternativa, y la que yo te propongo, es reconocer que tienes un problema, y resolverlo. Resolver o solucionar un problema es realizar las acciones necesarias que harán que tu situación, luego de la resolución del problema, sea igual o mejor que antes de que éste apareciera. En el ejemplo de la lavadora dañada, solucionar el problema consiste en reparar o mandar a reparar la lavadora, o comprar una nueva y ponerla en funcionamiento.
Puede que parezca evidente, pero no siempre buscamos solucionar nuestros problemas. Quizás el peso de todas las acciones para solucionar un problema se nos haga tan importante, que preferimos ignorarlos, o quizás los problemas se han ido acumulando que preferimos, simplemente, no pensar en ellos y desviar nuestra atención en temas más placenteros, o nos consolamos diciendo que son tan grandes que no podemos resolverlos solas.
En cualquier caso, te pido que reconozcas cuál es tu manera común de tratar los problemas.