Una de las creencias que me gusta tener respecto al tiempo es que éste es abundante y que hay tiempo para todo.
Sin embargo, hay cosas para las que prefiero no tener tiempo:
- Quejarme y lamentarme de mi situación, en lugar de buscar una solución.
- Criticar a los demás, en lugar de tratar de entenderlos o de ocuparme de mis propios asuntos.
- Enfrascarme en discusiones para demostrarle al otro que yo tengo razón y no para tratar de entender su punto de vista.
- Hacer cosas que no sirven para nada, incluso si son cosas que siempre se han hecho de la misma manera.
Para estas cosas, simplemente, prefiero no tener tiempo.
No digo que nunca las hago, pero cuando me doy cuenta que mi tiempo precioso lo utilizo en eso, paro y cambio de actitud.
Te invito a hacer lo mismo.