Imagina los problemas como obstáculos que te impiden o dificultan la obtención de objetivos.
Esos obstáculos, a veces, corresponden a objetivos que tú definiste conscientemente, como pasar más tiempo con tu familia, llegar a la hora a tus citas, terminar algún proyecto en particular. Otras veces, se trata de objetivos que tienes, pero que no has definido conscientemente. Por ejemplo, una lavadora dañada, el carro que no arranca, un dolor de espalda, son problemas que, al resolverlos, te ayudarán a mantener tu estilo de vida actual y ése, en sí, es un objetivo.
Lo que te propongo es que comiences a ver tus problemas como obstáculos necesarios para alcanzar tus objetivos (que estos sean objetivos nuevos, o el objetivo de mantener tu estilo de vida actual).
Una vez que hagas esto, identifica -para cada obstáculo- el plan de acción que te ayudará a eliminarlo. Luego, planifica en tu agenda cada una de esas acciones.
Cuando transformas un problema en obstáculo, un obstáculo en plan de acción y planificas cada acción en tu agenda, dejas de sentirte una víctima de las circunstancias para convertirte en la dueña de tu vida.
¿Qué problemas tienes actualmente en tu vida?
Escoge uno de ellos y escribe el plan de acción para solucionarlo. Detalla la acción en cada una de sus mínimas partes.
Planifica esas acciones en tu agenda.