Una creencia es un pensamiento que has tenido tantas veces, que se convierte en una verdad para ti. No la cuestionas, no la criticas; es tu verdad. Al contrario, buscarás todas las maneras que tengas para probar que es cierta, hasta manifestarla físicamente, y convertirla en tu realidad.
Poco importan las creencias de los demás, poco importa lo que la ciencia diga, poco importa, incluso, tu propia experiencia. Cuando crees que algo es cierto, para ti lo es, y en eso se convertirá.
Es muy difícil cuestionar nuestras propias creencias, porque ellas son como lentes con los que vemos y analizamos el mundo.
Sin embargo, es importante hacerlo, si queremos corregir la dirección de nuestra vida.
Las creencias más importantes son las que tienes sobre ti misma.
Si quieres comenzar a cambiar tus creencias, comienza por lo que crees sobre ti como persona.
El primer paso para cambiar un paradigma, una creencia, es saber cuáles son las tuyas, mirarlas como un externo.
Por eso, te invito a que te preguntes cuál es la opinión que tienes sobre ti respecto a la gestión de tu tiempo. ¿Crees que lo manejas bien? ¿Qué lo manejas mal?
Luego, desafíalas: ¿Y si esto no fuese cierto? ¿Y si no tienes nada que cambiar? ¿O si lo que tienes que cambiar no es lo que tú crees que necesitas hacer?