Quizás asocias la meditación con ese momento de calma y silencio, en el que te sientas con las piernas cruzadas y no piensas en nada.
Hay otras maneras de meditar. La meditación es el acto que te permite ser consciente de tu consciencia, de tus pensamientos, del ruido frenético en tu cabeza.
Cómo logres ese estado no es lo importante. Lo que sí importa es aumentar tu consciencia para, poco a poco, apagar el ruido incesante que produce tu ego.
El baño es un momento ideal para despertar esa conciencia, porque es un momento en el que te encuentras, por lo general, sola y sin nadie que te interrumpa.
Aprovecha esta cita diaria contigo misma para crear el hábito de meditar, es decir, de escuchar tu voz interior, tu ego, tus pensamientos, para distanciarte un poco de ellos, y dejarlos irse tan rápido como vinieron.
Aprovecha ese momento para sentir el agua caer en tu piel, el jabón masajearte, para escuchar el ruido del agua, para sentir tu respiración, para escuchar tu cuerpo, observarlo y hablarle con cariño.
Aprovecha tu baño diario para vivir el momento presente, así sea durante 5 minutos.