La competencia es una muy buena manera de lograr la excelencia en lo que haces.
Existen dos tipos de competencia, y puedes sacar provecho de ambas:
La competencia contigo misma hará que siempre te preguntes: ¿cómo puedo hacer esto mejor que la última vez que lo hice? ¿cómo puedo mejorarme gracias a esto? ¿cómo puedo ir más allá de mis límites?
La competencia con los demás hará que te preguntes: ¿cómo hacen ellos para hacer esto mejor (o más rápido) que yo? ¿qué puedo aprender de los demás en esta área? Si ellos pueden, yo también, entonces ¿cómo lo hago? Al hacerte estas preguntas, no sólo compites con los demás, sino que te dejas inspirar por ellos.
Ambos tipos de competencias pueden ser muy sanas y llevarte a un nivel de excelencia hasta ahora desconocido por ti, si sabes hacerte las buenas preguntas y ser curiosa al obtener las respuestas.