Según Wikipedia, la resiliencia es “la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos”, es decir, es la capacidad de lograr el éxito a largo plazo, luego de haber vivido una situación generadora de estrés, cuyo resultado se esperaba fuese negativo para el individuo que la vivió.
La resiliencia es una habilidad de supervivencia y desarrollo, más que una herramienta de gestión del tiempo y productividad.
Sin embargo, quise tomar prestado este término de la psicología, porque en menor o mayor medida, todas necesitamos desarrollar nuestra resiliencia para no quedarnos ancladas -y perder tiempo- en situaciones negativas.
Estas tres características de la resiliencia las puedes utilizar en cualquier momento que identifiques obstáculos en tus proyectos y objetivos:
- No ignores los problemas. Sé consciente de ellos y de que tienen una solución.
- Dale un sentido a los acontecimientos negativos, más allá de lo que parecen. Este sentido puede tener relación con tu misión, valor y valores de vida.
- En cada dificultad identifica una oportunidad. Pregúntate, ¿qué puedo aprender de esto? ¿Qué de bueno puedo sacar de esta experiencia? ¿Para qué viví esto? ¿Qué sentido le puedo dar? Establece estrategias a partir de los recursos con los que cuentas. No te enfrascas en lo que no tienes; busca qué puedes lograr con lo que sí tiene.
- Acepta que no puedes controlarlo todo; sé flexible y adáptate ante aquello que no puedas controlar.
- No pretendas hacer todo sola; busca ayuda y apoyo de los demás.