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Cuándo eres suficiente

¿Quieres evolucionar, cambiar, transformarte, hasta convertirte en la mejor versión de ti misma? ¿Cuál es esa versión? ¿Hasta dónde llega? ¿Cuándo la alcanzas?

La respuesta es que probablemente nunca pares de evolucionar, de transformarte. Esta misión sólo puede terminar con tu muerte, pues todo organismo que deja de evolucionar, comienza a morir.

Este deseo de evolución constante, es un aspecto ambicioso que quizás tengas. La contrapartida es que con esta obsesión de mejora continua puedes pensar que eres una versión imperfecta de ti misma, por lo que debes corregir algo en ti para, finalmente, ser digna de lograr lo que quieres y de ser amada y aceptada por completo.

Esto es un error.

Lograr objetivos, implementar nuevos hábitos en tu vida, hacer los cambios que tú desees en ti, no te harán mejor, ni peor persona, y tampoco te convertirán en un ser perfecto… porque ya lo eres.

Eres perfecta ahora mismo. Eres perfecta desde que fuiste concebida. Siempre lo has sido y nunca dejarás de serlo, independientemente de lo que hagas o dejes de hacer, de cómo utilices tu tiempo, de cuánto te distraigas o de lo que quisiste hacer hoy y no lograste terminar.

Si no te das cuenta de ello, y si crees que tu perfección vendrá en función de cambios que operes en ti, luego constatarás que nunca lograrás aceptarte y amarte al 100%. Si no te amas ahora, tal como eres, no lo harás después.

Y, sin embargo, no porque ya seas perfecta, no signifique que no tengas el derecho de querer cambiar ciertos aspectos que no te son beneficiosos actualmente. Simplemente entiende que ya eres suficiente, que esto no te hará una mejor persona; sólo una persona diferente, 100% perfecta, como siempre lo has sido.

Ya llegaste. Y aún te queda mucho por recorrer.