La palabra “decisión” viene del latín decidĕre, que significa “cortar”. Esto implica que cuando se toma una decisión, se cortan o eliminan todas las otras opciones.
Cuando decides llegar a las 10 am a una cita, decides también no llegar a las 10:05, incluso si eso implica no terminar eso que estabas haciendo antes de salir de tu casa y que te impedirá llegar a la hora.
Cuando decides trabajar sobre el proyecto X el lunes a las 11 am (y así lo anotaste en tu agenda), también decides no tomar ese café con tus colegas a la misma hora.
Cuando decides cambiar un aspecto de tu personalidad, también decides no seguir repitiendo el aspecto anterior.
Tomar una decisión debe ser sinónimo de respetar esa decisión y cumplir tu palabra. No hacerlo hará que pierdas la confianza en ti misma.
Por ello, no tomes tus decisiones a la ligera. Piensa en los peores escenarios posibles y cómo hará para continuar cumplir tu palabra, pese a ellos.
Tampoco eternices la toma de decisión, porque así nunca avanzarás en tu vida.
¿Cuál es una decisión que puedes tomar ahora y qué otras opciones cortarás al cumplir con ella?