Las distracciones, en cualquiera de sus formas (llamadas, notificaciones, redes sociales, otras personas, nuestros propios pensamientos, etc.), suelen ser vistos en el mundo de la productividad, como uno de los mayores males y ladrones de tu tiempo.
Aunque esto es en parte cierto, hay otra manera de ver las distracciones y lidiar con ellas.
Recuerda que tu cerebro no está mal hecho o viene con defectos de fábrica. Al contrario, él es bastante inteligente. Así que si te distraes, seguramente es por una buena razón.
Y es que cuando te distraes, normalmente tu mente lo que te quiere decir es que:
1. Lo que estás haciendo no tiene suficiente interés para ti, así que tu cerebro te urge que le pongas algo más divertido a hacer. Si estás aburrida, qué mejor que mirar la vida interesantísima de otras personas en Instagram, los videos divertidos en TikTok o leer las noticias del mundo, tan fascinantes con sus dramas y violencia.
2. Encontraste una dificultad en lo que estás haciendo. La dificultad puede ser tan simple como no conseguir la palabra adecuada al momento de escribir un mail, no recordar dónde guardaste un archivo o no saber por dónde empezar algo que haces por primera vez. Son los famosos “bloqueos”, que resuelves haciendo algo más fácil para ti.
3. Tienes nuevas ideas. Por ejemplo, estás preparando un reporte, y en ese momento te recuerdas que no has llamado al plomero para que venga a reparar una tubería en tu casa. Te da miedo volver a olvidarlo, así que dejas de lado ese reporte y llamas al plomero.
4. Estás cansada.
5. Alguien más te distrae y te cuesta decirle No.