Al despertarte en la mañana, y luego de unas respiraciones profundas o unos minutos de meditación, te invito a que comiences a implementar en tu rutina la visualización.
En este caso, se trata de visualizar tu día, tal como lo deseas.
Imagina cómo quisieras que transcurriera tu día. ¿Qué deseas que pase primero? ¿Qué deseas lograr? Cierra los ojos y vete cumpliendo cada uno de tus objetivos del día, realizando cada actividad que habías planificado, en el tiempo que habías otorgado para cada uno, con éxito. Siente lo que sentirías cuando lo logres.
¿Tienes alguna meta de gestión del tiempo específica para hoy, como llegar a la hora a tu cita, dejar de procrastinar alguna actividad, pasar más tiempo con tu familia o alguna más? Visualízate lográndolas, sin ninguna dificultad. Siente la emoción, por anticipado.
La visualización funciona por dos razones: Primero, el ser humano piensa, antes que nada, con imágenes. Segundo, se ha demostrado que el cuerpo siente los eventos que imagina, de la misma manera que aquellos que se producen en la realidad.
Acostúmbrate a visualizar tu día y a imaginar sentirte como lo deseas, antes que la realidad te dé la razón.