Mi mente – y probablemente la tuya también – tiene tendencia a subestimar la cantidad de tiempo y energía que una actividad me tomará para finalizar. Es importante ser consciente de esta situación y anticipar soluciones de manera proactiva.
Una manera eficaz de lograr esto, es planificando un poco más del tiempo del que creemos que una tarea nos va a llevar.
Cuando planifico mi día o mi semana, me aseguro de agregar 35% más de tiempo a cada una de las actividades que realizo.
Por ejemplo, si creo que realizar una tarea me va a tomar 30 minutos, planifico en mi agenda, no 30, sino 40-45 minutos. Si creo que ella me va a llevar 2 horas, planifico más bien 2 horas y 45 minutos.
Quizás, tú no te tomas 35% más del tiempo que pensabas al realizar una actividad. Tu tiempo puede ser superior o inferior al mío.
Para saber cuánto tiempo te tardas en realizar cada actividad, identifica una tarea que vas a hacer el día de hoy. Antes de empezar a realizarla, escribe la hora y el tiempo que crees que te llevará hacerla. Al terminarla, vuelve a esta hoja y escribe la hora. Calcula el tiempo que te llevó hacerla y la diferencia (en porcentaje) con el tiempo que pensabas que te llevaría hacerla. Repite este ejercicio dos o tres veces más. El promedio será el tiempo adicional a considerar en tu planificación de cada actividad.
Esto hará que estés más serena al momento de ejecutar las actividades que planificaste.
Pruébalo y cuéntame qué tal te fue.